Por Ana Pieters

El diseño industrial está más cerca de nuestra vida diaria de lo que muchos piensan. A pesar de ser un término ajeno para la mayoría, lo cierto es que infinidad de cosas que nos rodean han sido ideadas por diseñadores industriales; quienes se encargan de darle utilidad y forma a las cosas que empleamos en casi todo lo que hacemos.

Se puede decir que el diseño gráfico, el diseño de modas y el diseño industrial son hermanos. Estas tres especializaciones parten de la misma base al estudiarse de manera formal. Todos comienzan como diseñadores, luego se especializan en la rama que más les guste y le dan rienda suelta a su imaginación para lograr excelentes creaciones.

Parte de la función de un diseñador industrial es idear nuevos productos que sean agradables para el consumidor, generen menos gastos a las empresas y pueda perdurar en el tiempo con un estilo único que haga que cada pieza destaque sobre las marcas que son su competencia directa. Además, los clientes deben poder reconocer, por estilo y calidad, los consumibles de su preferencia.

Se tiende a confundir la ingeniería industrial con el diseño industrial, sin embargo, son bastantes diferentes. Los ingenieros se encargan mayormente de la maquinaria y, si bien parte de su labor se basa en diseño, no está ligada directamente a lo cotidiano; se queda más en las empresas y dentro de las máquinas que otros diseñan.

Así pues, como todo en esta vida, una cosa no podría subsistir sin la otra, a pesar de ser diferentes, se relacionan y se ayudan mutuamente para avanzar y llevar a la gente productos, dispositivos, máquinas, tecnología de calidad y con diseños amigables.

 

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